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Cuando una institución educativa calla

El primero de los cinco axiomas de la comunicación de Paul Watzlawick dice: “Es imposible no comunicar”. Recordemos que un axioma es una «proposición tan clara y evidente que se admite sin demostración» (ver definición en el Diccionario de la RAE). Pero, ¿qué significa este primer axioma? Exactamente lo que dice: es imposible no comunicar.

Todo comportamiento es una forma de comunicación. Como no existe forma contraria al comportamiento («no comportamiento o «anticomportamiento»), tampoco existe «no comunicación».
Cuando en una relación uno de los interlocutores calla, alguien podría decir que el tal no se comunica. Sin embargo, el silencio que manifiesta es un mensaje que puede tener varios significados, y que, a su vez, puede ser interpretado de diversas maneras.

Este axioma puede verificarse también en una institución educativa. Es imposible que una escuela, colegio o universidad, no emita un mensaje a la comunidad. Cuando ella está en silencio o inactiva, está comunicando algún tipo de mensaje que la comunidad puede interpretar así: «No me interesas, no necesito de ti, no te acerques».

Todo lo que hacemos o dejamos de hacer comunica, por lo tanto, un mensaje. Ahora, si emitimos un mensaje debemos esperar una respuesta, y esta puede ser positiva, negativa o indiferente. A partir de este axioma, toda institución debe ocuparse de la imagen y el mensaje que comunica a su entorno.

En cierta comunidad bastante cerrada, la llegada de una institución educativa cristiana inicialmente generó entusiasmo, pero luego decepción. En poco tiempo se levantaron grandes muros, rejas y se colocaron puertas que restringieron el acceso. En pocos años llegaron cientos de alumnos y muchos empleados extranjeros. No se estableció un dialogo intencional ni se expresaron los objetivos y ventajas que traía esta institución a la comunidad. El resultado fue una barrera cada vez más gruesa de separación, descontento y rechazo. Eran dos mundos en tensión.

-Nunca les hicimos daño -decían las autoridades. Sin embargo, el silencio fue un mensaje demasiado claro que se interpretó negativamente.

Se desprende, entonces, que cada institución educativa cristiana debe trabajar un plan estratégico de comunicación que exprese, de algún modo, los objetivos, intenciones y contribuciones de la institución hacia la comunidad, e informar los logros obtenidos.

El silencio puede ser un mensaje que suene demasiado alto. Cambiarlo puede resultar demasiado caro.

Juan Choque

Director del departamento de Educación Adventista para Paraguay. Rector de la Universidad Adventista de Paraguay.

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