Perdón y reconciliación en la familia
Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete. -Mateo 18:21 y 22.
El perdón y la reconciliación son dos elementos fundamentales para las relaciones familiares. Los miembros de nuestra familia son las personas más importantes para nosotros. Por eso, las experiencias serán más gratificantes y de gran impacto emocional positivo cuando aprendemos a perdonar y manifestamos una actitud de reconciliación.
En su libro El poder terapéutico del perdón, el Dr. Mario Pereyra (2010) define el perdón como
...el proceso de curar la herida producida por una ofensa grave, que significa un “cambio de corazón” hacia el agresor, a través del cual abandonamos las conductas de enojo o represalia, recuperando paulatinamente el amor y la confianza hacia el otro, que puede llegar a la reconciliación o no, según el caso.
Esta definición hace énfasis en la dimensión individual del perdón y es la actitud que asume el miembro de la familia que perdona o pide perdón. Idealmente este proceso lleve a una reconciliación con la persona afectada, aunque el otro puede o no querer.
La reconciliación es como la reparación de un puente roto, en el que trabajan las dos partes involucradas, es la recuperación de la amistad y la confianza, es una dimensión externa que involucra a dos o más personas.
Finalmente, en ambos procesos el Espíritu Santo de Dios es quien obra “el querer como el hacer por su buena voluntad” (Filipenses 2:13) en la vida de quien está dispuesto a hacerlo.
Manos a la obra con el perdón y la reconciliación
- Toma la iniciativa: no esperes que la otra persona se acerque, sin importar quien haya iniciado la pelea o discución. Jesús te invita a ti a dar el primer paso (Mateo 5:23 y 24).
- Pide ayuda a Dios para perdonar: no luches por realizar el “cambio de corazón”, esto es obra de Dios. Solo debes permitirle actuar en tu vida a través de la oración.
- Que la misericordia sea el principio: el dolor por un daño cometido en tu contra puede ser muy difícil de vivir, sin embargo, si actúas con misericordia y perdonas, esto traerá paz mental y salud para todo tu cuerpo.
- Piensa en el futuro: ¿Cómo sería tu futuro si albergas ese rencor? ¿Cómo sería tu futuro si perdonas o si buscas recuperar esa relación dañada?
- Tu actitud es decisiva: pon de ti lo mejor hacia tu familia, se el agente de cambio, y reconoce las virtudes de los demás. Que tus palabras construyan constantemente.
Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación. 2 Corintios 5:18.
Dios te bendiga en este desafío.
Lecturas sugeridas:
- El hogar cristiano, por Elena G. de White. Ver online en Editorial ACES.
- El poder terapéutico del perdón, por Mario Pereyra.
- El delicado arte de convivir, por Enrique Chaij.
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