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Crecer sin miedo

Crecer sin miedo

“Traten a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes” (Lucas 6:31; Nueva Versión Internacional online)

Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, 2018), uno de cada tres adolescentes sufre acoso en la escuela. Además, el estudio señala que los niños padecen índices ligeramente mayores que las niñas, pero frente a dicha situación el sexo femenino presenta mayor afectación. Las cifras son alarmantes y la región no está exenta de este problema. En Argentina, por ejemplo, un estudio realizado entre 2021 y 2022 indica que siete de cada diez niños sufrió bullying o algún otro tipo de acoso en su establecimiento educacional. Frente a esta situación, la solución es actuar desde el lugar que ocupa cada uno.

En su libro Reconciliación: cómo superar los conflictos en el aula, el Dr. Mario Pereyra comparte un modelo general acerca del continuo entre la paz y la guerra en el que refiere tres áreas de acción ante el acoso escolar: promoción de la buena convivencia escolar, prevención y detección temprana y por último asistencia o actuación final ante los hechos de violencia. A continuación, se comparten estrategias para cada paso.

Promoción

Cultivar un espíritu de unión y compañerismo. Es necesario promover y premiar las actividades de colaboración mutua y de trabajo en equipo por sobre aquellas de competencia entre los estudiantes. Por ejemplo, crear una lista o estatuto interno de códigos de conducta, elaborados por todos los estudiantes. Organizar tareas de servicio, tales como recolecciones solidarias en favor de personas de escasos recursos. Involucrarse en proyectos de ayuda al medioambiente, con objetivos y participación común. Participar de campañas por redes sociales para prevención de todas las formas de acoso (bullying y ciberbullying) con metas como grupo.

Prevención y detección temprana

Es relevante que los docentes conozcan cómo están las relaciones al interior de sus estudiantes. Para saberlo, pueden utilizar herramientas como el sociograma escolar, reuniones grupales focalizadas e indagación de los intereses de los estudiantes. Así podrán detectar situaciones de riesgo y/o identificar a los estudiantes con prácticas abusivas.

Asistencia

Cada establecimiento educativo debería formular y revisar periódicamente su reglamento de convivencia. Este documento define los tipos de faltas y sus consecuencias. Los docentes deberían tomar un espacio para revisar el reglamento junto con sus estudiantes.

Ante la detección de hechos de violencia, inmediatamente asistir a las víctimas, pero también no perder de vista el apoyo socioemocional que necesita el agresor.

Cuando existe un conflicto, buscar la conciliación entre las partes implica un acercamiento entre ambos, cuando es posible, y soluciones justas para los involucrados.

Luego de la aplicación de las sanciones, continuar el diálogo reflexivo con la totalidad de los estudiantes e invitarlos a formar un equipo de detección de situaciones de abuso.

Educación

Es importante hablar del tema, sus características, participantes y consecuencias. Por ejemplo, organizar debates con los estudiantes sobre el papel del testigo del bullying y la importancia de denunciar estos hechos. Los estudiantes podrían entrevistar a las autoridades de la institución educativa para saber su opinión sobre este tema. Proponer un trabajo de investigación de estadísticas locales, testimonios y otras formas de prevención a través de redes sociales. Trasmitir a los estudiantes la confianza depositada en ellos y motivarlos a ser mejores personas cada día.

Sin duda, el bullying y el aumento de la violencia en los establecimientos plantea desafíos e interrogantes a todos los miembros de la comunidad educativa. La invitación es involucrarse cada uno desde su función para erradicar el flagelo del abuso en la sociedad.

Marcos Gatica

Psicólogo - Orientación bíblica.

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