Experiencias de una docente adventista XIV

Por María Amalia Melillo de Herbez

Compartimos una serie de artículos que relatan experiencias vividas por la autora, que trabajó junto con su esposo como docente y directora de instituciones educativas adventistas. Pueden dejar sus comentarios o contactar a la autora directamente por correo electrónico haciendo clic en su nombre. A medida que conocemos estas anécdotas, confirmamos que la Educación Adventista es más que enseñanza.

Oración de agradecimiento

Gracias, Señor, por permitirnos dedicar nuestra vida a una tarea tan solemne como la educación cristiana. Perdona nuestras deficiencias. Sigue tendiéndonos tu mano amorosa, a fin de que, en el día final, cuando vengas a buscar a tus hijos que te esperan ansiosos, podamos vivir contigo eternamente.

Gracias, Señor, por tantos hermanos que apuntalaron nuestro camino, gracias por todos nuestros compañeros de trabajo. Gracias por cada estudiante que marcó nuestra vida. ¡Son tantos, Señor, que podríamos llenar varias páginas con sus nombres! Cuánto anhelamos seguir con ellos disfrutando de la vida eterna junto a Jesús, nuestro precioso Salvador.

Gracias, Señor, por los padres terrenales que nos brindaron dirección y amoroso apoyo. Gracias por ser ese Padre que no nos pide más de lo que nos da, y siempre nos diste más de lo que pedimos.

Gracias, Señor, por nuestros hijos, que supieron disculpar nuestras falencias. Por sus constantes muestras de cariño, fueron un bálsamo para nuestras almas. Gracias por encaminarnos en la senda estrecha y guiarnos con amor.

Gracias, querido Maestro Jesús, por manifestar tu ternura en nuestra experiencia. Gracias por la promesa de guardarnos en tus brazos hasta que regreses, muy pronto, para iniciar un nuevo curso eterno donde ya no seremos maestros, sino que nos sentaremos a tus pies para saborear tus enseñanzas.