Estrategias para implementar reglas efectivas en el aula
No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos (Gálatas 6:9).
Establecer e implementar reglas y normas de convivencia dentro de la sala de clases es uno de los desafíos que enfrentan los profesores de todos los niveles en nuestros colegios. Respecto a qué reglas son más efectivas o cómo instalarlas mejor, en mi experiencia con colegas docentes he aprendido que no hay absolutos, y lo que a uno le resulta a la perfección a otro le es difícil de hacer. Además, siempre dependerá de la forma de ser del educador y su relación con los estudiantes.
Sin embargo, existen principios que pueden ser de gran beneficio para los profesores que necesitan ayuda en este aspecto. Hoy compartimos algunos de ellos.
Claves para una implementación efectiva
Código de conducta. Desde el inicio de clases, es importante que los códigos de conducta sean claros. Al comienzo del año escolar, ciertas cosas pueden ser flexibles y ajustables en el camino, pero una base clara y conocida es fundamental para los estudiantes.
Pocas reglas. Los profesores conviven con una gran cantidad de preocupaciones y los niños y jóvenes dividen su atención en muchos temas. Debido a esto, será bueno para ambos que las reglas de la clase sean pocas en cantidad, claras de entender y practicar.
Reglas concretas. El lenguaje de las normas de convivencia debe ser el más claro y específico posible, sobre todo con los niños más pequeños, que muchas veces no dimensionan en la acción lo que abarcan frases como “portarse bien” o “no hacer nada malo”.
Estrategias de motivación y participación
Incentivos. Pequeños premios pueden ser buenos motivadores para la conducta y participación de los estudiantes de diferentes edades, siempre teniendo en cuenta qué estímulos serán más idóneos, dependiendo del nivel y edad de ellos.
Asignar una tarea específica. La asignación de roles activos a estudiantes que les cuesta poner atención o que se distraen fácilmente puede ayudarles a alcanzar todo su potencial y recuperar su autoestima académica que, producto de sus conductas, muchas veces está disminuida.
La importancia del juego. Las experiencias de aprendizaje significativo siempre van ligadas a experiencias emocional y racionalmente positivas, por lo que las actividades lúdicas y el juego son un gran aliado para motivar a estudiantes de todas las edades. Sabemos que las cargas de los docentes son pesadas y que el tiempo para planificar e incorporar juegos no siempre está; sin embargo, vale la pena intentarlo y tanto adultos como niños y jóvenes no lo olvidarán.
Como un punto adicional al tema que compartimos, les sugiero la lectura del libro Cómo inspirar emociones positivas en los niños, escrito por Laura Oros y María Richaud de Minzi (ACES, 2011). En sus páginas hay decenas de estrategias y actividades que te ayudarán como profesor a instalar reglas efectivas y a generar motivación y participación en la sala de clases.
Por último, nunca olvidemos que en Cristo tenemos el mejor ejemplo para nuestra vida y nuestra profesión. De él aprendemos a sembrar la buena semilla en nuestros estudiantes con amor, esfuerzo, liderazgo y sabiduría. Y nunca olvidemos esta promesa:
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