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Mis padres se divorciaron, ¿qué hago?

“Estoy convencido de que nada podrá separarnos del amor de Dios: ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los poderes y fuerzas espirituales, ni lo presente, ni lo futuro, ni lo más alto, ni lo más profundo, ni ninguna otra de las cosas creadas por Dios. ¡Nada podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor!”  (Romanos 8:38-39, versión Dios Habla Hoy online).

Esperanza en medio de la tormenta

El amor que una vez unió a los padres y esposos parece desvanecerse hasta desaparecer por completo. Esto plantea interrogantes a los más pequeños de la familia, incluso a los adolescentes y jóvenes. ¿Mis padres me seguirán queriendo a pesar de que ellos ya no se quieren? ¿Qué clase de amor los unió desde el principio? ¿Existe verdaderamente el amor? Frente al dolor que puede generar un divorcio, y para dar respuesta a estos interrogantes, lo mejor es tener presente el gran amor de Dios.

Él promete atravesar contigo los momentos de prueba y no abandonarte. Dios te dice: “Si tienes que pasar por el agua, yo estaré contigo, si tienes que cruzar ríos, no te ahogarás; si tienes que pasar por el fuego, no te quemarás…” (Isaías 43:2, DHH online). Jesús lo prometió también: “…yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20, DHH online).

Él quiere sanar tu corazón y esto implica curar pensamientos y emociones: “Él sana a los que tienen roto el corazón, y les venda las heridas” (Salmo 147:3, DHH online).

Él puede darte una vida feliz y plena. Cristo dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10, DHH online).

Canales de apoyo

Padres y familia extensa. Busca mantener comunicación con tus padres y exprésales tus necesidades. Si no cuentas con tus padres, alguien de la familia puede ser un pilar de apoyo, tíos, abuelos, primos adultos. Es importante verbalizar, expresar cómo estás viviendo este cambio, si te genera incertidumbre para el futuro, si te sientes abandonado o no sabes cómo manejar el dolor emocional. Y si compartir tus sentimientos con otros miembros de tu familia no es suficiente, solicita la ayuda profesional de un experto: psicólogo, psiquiatra, orientador, capellán, etc.

Institución educativa. Si asistes a una escuela o colegio que cuenta con un equipo de apoyo psicosocial, puedes acudir buscando contención en un momento de crisis, un consejo o apoyo en medio del proceso de divorcio de tus padres. Las instituciones educativas cristianas desarrollan el ministerio de la oración intercesora por ti y por tu familia. Un profesor o capellán puede traer fuerzas y aliento en estos momentos. Además, si la comunidad educativa está al tanto de tu situación puede ayudarte a reorganizar tus exámenes o brindar otras oportunidades si es necesario.

Actividades solidarias y altruistas. Canalizar tu atención hacia actividades de ayuda a otros, proyectos estudiantiles y actividad física también puede ser útil para este momento; involúcrate en campañas solidarias, talleres de música y/o deporte, el Club de Conquistadores o agrupaciones de estudiantes adventistas que se preocupan por atender a viudas, huérfanos o pobres.

Recuerda: la fe en Dios y una relación de amistad con Jesús a través de leer y meditar en sus palabras y conversar por medio de la oración, son herramientas eficaces para sanar el dolor y establecer propósitos nobles que den sentido a tu vida. ¡Dios te bendiga!

Marcos Gatica

Psicólogo - Orientación bíblica.

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