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Motivar de la forma correcta – parte I

Motivar de la forma correcta – parte I

A todos nos gusta ser recompensados por lo que hacemos, ya sea de forma económica, disfrutar de días libres, alguna salida a comer, entrega de una gift card u otros tipos de incentivos. Nos causa satisfacción cuando cumplimos alguna meta y sabemos que tendrá su recompensa.

En el cerebro de los niños ocurre la misma satisfacción y es por ello que suelen responder a las tareas que les solicitamos cuando están acompañadas de alguna retribución. Aunque el problema de la retribución radica en qué tipo de recompensa está motivando a nuestros estudiantes o hijos en el cumplimiento de los deberes.

“Cada vez que el niño se siente recompensado, unas neuronas muy especiales, situadas en la región del cerebro que controla la motivación, segregan una sustancia que conocemos como «dopamina». La dopamina permite que el cerebro del niño asocie la conducta realizada con la sensación de satisfacción o recompensa” (Bilbao, ver referencia al final).

Hay que considerar que cuando ofrecemos alguna recompensa a los niños, esta debe ser proporcional al cumplimiento de la tarea y tener en mente lo más importante: las gratificaciones materiales son muchas veces contraproducentes en la educación de los niños y es por ello que se recomienda que las retribuciones sean a nivel emocional, social, físico y espiritual.

Cada vez que motivamos a los niños a adquirir una recompensa por haber cumplido con la tarea, les estamos transmitiendo un mensaje. Si la oferta se traduce en recibir un bien material, los niños asociarán en su cerebro que la satisfacción viene acompañada de lo material. Y estos mismos niños, cuando sean adultos, se esforzarán en cumplir sus deberes para poder adquirir bienes materiales, pensando que de esa forma podrán llenar su satisfacción. Ahora, si a los niños se les motiva por medio de recompensas emocionales, sociales, físicas y espirituales, como por ejemplo: si al finalizar las tareas pueden salir al patio a jugar, podrán leer juntos un libro, añadirán espuma a su baño de la noche o serán recompensados con simples palabras de admiración y de felicitaciones, entonces estaremos formando a un adulto que se motiva en cumplir sus responsabilidades para disfrutar de bienes más preciosos y trascendentales que los materiales.

En el próximo artículo compartiremos más estrategias sobre este tema…

 

Referencia bibliográfica:

Bilbao, Álvaro. El cerebro del niño explicado a los padres. Barcelona, España: Plataforma editorial. 2015.

Stephanie Bustos

Psicopedagoga. Magíster en comprensión lectora y producción de textos. Universidad Andrés Bello, Chile. Asesora pedagógica del Portal de Educación Adventista. Editorial ACES. Buenos Aires, Argentina.

1 Comentario
  • Marcos Gatica

    24 junio, 2021 at 3:07 pm

    Muchas gracias por el artículo. Muy importante, quedaré atento a la segunda parte!

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