Pensamiento crítico en el contexto de la filosofía de la educación adventista
Por la Dra. Saraí Ortega Pineda y el Dr. Juan Choque Fernandez
La necesidad de desarrollar en los alumnos el pensamiento crítico se ha convertido en un tópico obligado para los investigadores participantes de conferencias y foros de educación. Importantes teóricos defienden el papel fundamental del pensamiento crítico en todos los campos del conocimiento y de la vida práctica (Moseley et al., 2005; Campos, 2007; Zarzar, 2015). El objetivo es que el estudiante decida, de forma racional y reflexiva, qué creer y qué hacer (Nieto, Saiz, y Orgaz, 2009).
Desde su propia mirada, la educadora cristiana Elena de White (1827-1915), señaló: “La obra de la verdadera educación consiste en educar a los jóvenes para que sean pensadores y no meros reflectores de los pensamientos de otros hombres…” Se entiende que la expresión “pensadores y no meros reflectores” define justamente el concepto de pensamiento crítico que los pedagogos modernos describen. Aunque el constructo “pensamiento crítico” no aparece en los escritos de White; Rasi et. al. (2002), afirma que la educación adventista fomenta la evaluación crítica, el descubrimiento y la diseminación del conocimiento.
Podemos decir que el pensamiento crítico fue propuesto por Sócrates, extendido por Aristóteles y otros filósofos a través de la historia. Cada quien le otorgó connotaciones y aplicaciones diferentes. Entre otros, citamos a Paul (1994). Al intentar una definición de pensamiento crítico, indica que algunos de los tipos de factores sociales y contextuales de la literatura neomarxista se incorporan en la definición, vía la teoría crítica (Stanley, 1992). Paul afirma que de ello se abastece la pedagogía latinoamericana y, por ende, el pensamiento crítico se envuelva en este espíritu socio-liberador o sociocentrista.
Por lo tanto, al aplicar indistintamente el término se corren ciertos riesgos, tanto por la complejidad del constructo, como por las bases filosóficas de sus exponentes. Especialistas tales como Paul, Elder y Bartell (2006) y Karbalaei (2012), creen que no es sabio quedarse solo con una definición para pensamiento crítico. Reconocen que hay necesidad de diferentes aproximaciones a este concepto.
Para definir pensamiento crítico es necesario hablar de la función de la razón, porque el pensamiento la alude directamente. En la epistemología cristiana, según Knight (2012), los seres humanos no arriban a la verdad cristiana por medio del desarrollo propio de un sistema de pensamiento que lleva a una correcta perspectiva sobre Dios, la naturaleza del pecado y la salvación. Por el contrario, Knight afirma que el cristianismo es una religión revelada; por lo tanto, la razón humana que no cuente con ayuda externa puede resultar engañosa y apartar a la persona de la verdad.
Con base en este principio, la definición de pensamiento crítico en el marco de la Educación Adventista tiene otras connotaciones y condiciones. Sonia Krumm (2018), citando a Huitt, destaca que el pensamiento crítico sin un fundamento de creencias pone en riesgo al pensador, ya que lo coloca en una zona de fluctuación. Una base de creencias es fundamental para comparar, evaluar y tomar decisiones (Huitt, 1998).
Krumm también subraya que el pensamiento independiente de la voluntad de Dios corre el riesgo de volver a las personas orgullosas, egoístas y centradas en sus propios puntos de vista e impide la labor del Espíritu Santo. La filosofía de la educación adventista destaca que los alumnos deben aprender a ser humildes y a desconfiar de sí mismos si desean desarrollar al máximo su intelecto (White, 2005).
En conclusión, se debe impulsar el desarrollo del pensamiento crítico; pero al mismo tiempo, debe entenderse y tratar el tema teniendo en cuenta el trasfondo filosófico de la definición, las consideraciones y condiciones que la revelación y la filosofía de la educación adventista exigen. El pensamiento crítico debe sostenerse en la razón máxima que sobrepasa la razón humana: en Dios, Creador y sustentador. De ese modo, se favorece el desarrollo de las facultades superiores del pensamiento.
Bibliografía
- Campos, A. (2007). Pensamiento crítico. Técnicas para su desarrollo. Cooperativa Editorial Magisterio.
- Huitt, W. (1998). Critical Thinking: An Overwiew. Valdosta, GA: Valdosta State University.
- Karbalaei, A. “Critical Thinking and Academic Achievement”, en Ikala: Revista de Lenguaje y Cultura, vol. 17, Nro. 2, 2012, pp. 121-128.
- Krumm, S. (2018). Pensar, sentir y hacer: Hacia una didáctica de la Biblia para el nivel medio y superior. Florida: Asociación Casa Editora Sudamericana.
- Knigth. G. “La filosofía de la educación Adventista”, en Revista Educación Adventista, Nro. 33, 2012, p. 19.
- Paul, R. (1994). “Teaching Critical Thinking in the Strong Sence”, en Re-Thinking Reason: New Perpectives in Critical Thinking. Editado por K. S. Walters. Albany, Nueva York: SUNY Press.
- Paul, R., Elder, L. (2006) “The Miniature Guide to Critical Thinking”, en Concepts and Tools (4ta. ed.). Foundation for Critical Thinking.
- Moseley, D., et al. (2005) Frameworks for Thinking: A Handbook for Teaching and Learning. Cambridge University Press.
- Nieto, A., Saiz, C., & Orgaz, B. (2009). “Análisis de las propiedades psicométrica de la versión española del HCTAES-Test de Halpern para la evaluación del pensamiento crítico mediante situaciones cotidianas”, en Revista Electrónica de Metodología Aplicada, 14(1), 1-15. Obtenido de http://www.pensamiento-critico.com/archivos/rema09hctaes.pdf
- Rasi, H., Brantly, P,. Akers, G., Fowler, J., Knight, G., Matthews, J., Thayer J. “Declaración sobre la filosofía adventista de la educación”, en Revista Educación Adventista, Nro. 15, 2002, pp. 15-18.
- Stanley, W.B. (1992). Curriculum for Utopia: Social Reconstructionism and Critical Pedagagy in the Posmodern Era. Albany, Nueva York, SUNY Press.
- Zarzar, C. (2015). Métodos y pensamiento crítico. México: Grupo Editorial Patria, S.A. de C.V.
- White, E. (2017). La educación. Argentina, Asociación Casa Editora Sudamericana.
- White, E. (2005). Consejos para maestros, padres y alumnos. Miami: APIA.
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