La autoeficacia y el éxito
Por Adriana Morales, investigadora en Ciencias de la Educación – PAEE.
Confiar en ti mismo no garantiza el éxito, pero no hacerlo garantiza el fracaso. -Albert Bandura
La Teoría del Aprendizaje Social desarrollada por Bandura (1997) describe el papel central del concepto de autoeficacia. Se basa en las expectativas de lo que alguien cree que puede hacer. La creencia de eficacia frente a una tarea afecta directamente en la percepción de control que tiene un individuo sobre su conducta. Por lo tanto, cuando una persona tiene alta autoeficacia, significa que cree tener las capacidades suficientes y necesarias para realizar la tarea deseada. Podrá asumir retos y desafíos, perseverar ante las dificultades, dirigir los esfuerzos a lograr el éxito, emplear sus propios recursos con más creatividad, aumentar su compromiso y responsabilidad en lograr objetivos más altos, fortalecer la resistencia y acrecentar la cantidad y calidad de los resultados (Bandura, A. & Azzi, 2017).
El funcionamiento personal efectivo no es simplemente estar motivado, saber qué hacer y cómo hacerlo. Tampoco es detectar la certeza de eficacia de los otros. La autoeficacia percibida no está relacionada con un cierto número de habilidades que uno tiene. Es más bien conocer y creer en lo que uno puede hacer en diferentes circunstancias. Bandura destaca dos elementos que condicionan la autoeficacia: la creencia y el ambiente. Podemos afirmar que dos personas con habilidades similares o la misma persona en circunstancias diferentes puede rendir diferente, dependiendo de la autoeficacia percibida (Bandura, 1977).
La autoeficacia es un mediador entre un sujeto, su ambiente y una tarea a realizar. Por lo tanto, se puede concluir que el ser humano puede ser capaz de elegir y de controlar los hechos que influyen en su vida. Puede ser un actor y dejar de ser un espectador (Menghi, M. S.; Oros, L B. & Marinho, 2015).
“En general, la investigación ha concluido sobre la relación entre este tipo de creencias sobre la propia capacidad y la conducta, situando a la autoeficacia como un buen predictor, quizás el mejor de entre todos los constructos motivacionales, del comportamiento de las personas” (Prieto, 2007, p.77).
En educación se han estudiado diversos factores que influyen en la calidad del proceso de enseñanza y aprendizaje. La autoeficacia es un factor que produce un efecto significativo en el rendimiento escolar de los estudiantes. El ser humano no nace con autoeficacia, pero puede desarrollarla a través de las distintas etapas evolutivas en interacción con el ambiente. Bandura presenta las principales claves que podrían ayudar a aumentar la autoeficacia:
- Logros personales. Una de las fuentes de mayor impacto es el recuerdo de éxitos pasados, especialmente los que se alcanzaron con esfuerzo y perseverancia. Por tal razón, es fundamental presentar tareas posibles y, al mismo tiempo, desafiantes; favoreciendo el esfuerzo y no la frustración.
- Experiencias vicarias. Las personas influyentes de mi vida impresionan mis actividades. El aprendizaje por observación es un concepto fundamental en la autoeficacia. Para su progreso, se sugieren los trabajos en equipo; como así también el discipulado, posibilitando un aprendizaje por modelaje.
- Persuasión social. Los juicios sobre mi capacidad influyen en mi autoeficacia. El sujeto que posee habilidad sobre la tarea a realizar y conoce a la persona a ser persuadida, aumenta su autoeficacia. Se sugiere un feedback espontáneo y continuo, que permita al estudiante monitorear el proceso de su trabajo. Es importante considerar el efecto que tienen los líderes sobre la autoeficacia de sus liderados.
- Estado emocional. Los estados físico-emocionales que se manifiestan durante la realización de una tarea influyen en la autoeficacia. Recordar el beneficio de los 8 remedios naturales, por ejemplo: el descanso, la temperancia, etc. favorecerá tener un cuerpo y mente más saludable. Esto favorece realizar tareas con mayor éxito y como consecuencia, más autoeficacia.
De todas las fuentes de autoeficacia, la mayor es la confianza en Dios. Una evidencia clara es el ejemplo de los apóstoles. Cuando estos hombres sin preparación confiaron que sin Jesús no existe el verdadero éxito, fueron investidos de poder que provenía de Dios.
“En los apóstoles de nuestro Señor no había nada que les pudiera reportar gloria. Era evidente que el éxito de sus labores se debía únicamente a Dios. La vida de estos hombres, el carácter que adquirieron y la poderosa obra que Dios realizó mediante ellos, son un testimonio de lo que él hará por aquellos que reciban sus enseñanzas y sean obedientes.”(White, 1955, 210).
Según Bandura (1977) las fuentes de autoeficacia son ingredientes de la fórmula del éxito, pues en ellas reside el verdadero motor del aprendizaje.
Si entregamos nuestras vidas a nuestro Salvador y Redentor nuestras capacidades serán transformadas y lograremos un éxito que trascenderá este mundo.
“En el Todopoderoso te deleitarás; ante Dios levantarás tu rostro. Cuando ores, él te escuchará, y tú le cumplirás tus votos. Tendrás éxito en todo lo que emprendas, y en tus caminos brillará la luz”. Job 22:26-28.
Bibliografía
- Bandura, A. & Azzi, R. (2017). Teoría social cognitiva. Campinas, SP: Mercado de Letras.
- Bandura, A. (1977). «Self-efficacy : Toward a Unifying Theory of Behavioral Change», en Psychological Review, 84(2), 191–215.
- Bandura, A. (1997). Self-Efficacy. The exercise of control. New York: W.H. Freeman and Company.
- Menghi, M. S.; Oros, L B. & Marinho, R. (2015). «Estudio psicométrico de la Escala de Autoeficacia Docente de Albert Bandura en una muestra argentina», en Acta Psiquiátrica y Psicológica de América Latina, 61, 22–32.
- Prieto, L. (2007). Autoeficacia del profesor universitario eficacia percibida y práctica docente. España: Narcea Ediciones.
- White, Elena de (1955). El Deseado de todas las gentes. Versión online.
No hay comentarios