Arriba
Educación Adventista > Historia  > Experiencias de una docente adventista I

Experiencias de una docente adventista I

Por María Amalia Melillo de Herbez

Compartimos una serie de artículos que relatan experiencias vividas por la autora, quien trabajó junto con su esposo como docente y directora de instituciones educativas adventistas. Pueden dejar sus comentarios en cada artículo o contactarla directamente por correo electrónico, haciendo clic en su nombre. Si tienen más historias provenientes de distintos países de Sudamérica, podrían formar parte de esta categoría. Por favor, envíen su contribución por correo electrónico, adjuntando imágenes.

A medida que conocemos estas anécdotas, confirmamos que la Educación Adventista es más que enseñanza.

 

Mi primer contacto con la educación adventista

En marzo de 1961 ingresé como alumna de Primer Año de la Enseñanza Media o Secundaria del Instituto Adventista Florida (IAF), ubicado en la provincia de Buenos Aires, Argentina. Me recuerdo muy reservada y tímida durante la primera clase de Educación Bíblica. Observaba a mi alrededor con cautela, mientras el docente explicaba que, durante el año escolar, analizaríamos lo que la Biblia enseña sobre el plan de salvación para la humanidad. Aunque nunca antes había oído hablar de los adventistas, estaba contenta de que me hubiesen aceptado como alumna en el IAF.

María Amalia Melillo, alumna del Instituto Adventista Florida (1965).

María Amalia Melillo, alumna del Instituto Adventista Florida (1965).

Por ese entonces, ignoraba completamente los planes de Dios para mi vida. No sabía que estaría directamente vinculada con el desarrollo de varias instituciones educativas adventistas en el país.
Todo había cambiado cuando mi familia se mudó inesperadamente de la Capital Federal a la localidad de Munro. Allí había un destacado colegio secundario estatal, pero como tenía pocas vacantes, tuve que rendir un examen de ingreso para asegurar mi lugar. Sin embargo, a pesar de que había aprobado con buena calificación, pocos días antes del inicio de clases la Dirección nos comunicó que la vacante iba a ser ocupada por otro alumno. Mi padre, alterado, entró en contacto directo con el Ministerio de Educación. A los pocos días, el Director nos citó nuevamente y, en forma poco amable, preguntó:

–¿Quién es usted, señor? Porque he recibido la orden de inscribir a su hija en el colegio. Sin embargo, debe saber que seremos muy exigentes con ella.

A causa de la situación, rogué con lágrimas a mis padres que no me enviaran al colegio estatal, donde evidentemente no sería bienvenida. Entonces resolvieron buscar otro colegio, aunque las inscripciones a los colegios públicos ya estaban agotadas en todas partes. Mi madre y yo recorrimos los alrededores hasta que encontramos un colegio privado que nos pareció adecuado, especialmente por la cercanía a nuestro domicilio.

Al ingresar a la recepción del IAF nos recibió Nelda Calvo de Chaij, la secretaria. Muy amablemente nos informó los requisitos de ingreso, aclarando que en este colegio se dictaba Educación Bíblica, una materia adicional al programa de estudios estatal. Nelda nos comentó que el IAF pertenecía a la Asociación Argentina de los Adventistas del Séptimo Día, una iglesia cristiana que aguarda el segundo advenimiento de Cristo. Sin embargo, nos aseguró que no era necesario ser adventista para ser alumno del IAF.

 

Mi conversión y vocación docente

Desde el primer día de clases comencé a escuchar con atención distintos conceptos bíblicos que nunca antes había oído. Las clases de Educación Bíblica marcaron mi vida y la Palabra de Dios cautivó mi mayor atención.

Con bastante sacrificio, mis padres enfrentaban todos los meses el pago del arancel de estudios. Sin embargo, lo hacían de buena gana al percibir el ambiente de la institución y los valores que inculcaban en mí.

Yo fui la primera en aceptar a Cristo como Salvador personal. Poco tiempo después, mis padres tomaron su decisión de bautismo. Puedo asegurar que nuestra familia es fruto de la Educación Adventista.

Graduación de la familia Herbez en la Universidad Adventista del Plata, Argentina (1992)

Graduación de la familia Herbez en la Universidad Adventista del Plata, Argentina (1992)

Cuando completé mis estudios en el IAF decidí estudiar el Profesorado para la Enseñanza Primaria en el Colegio Adventista del Plata (CAP), hoy Universidad Adventista del Plata (UAP), ubicado en la provincia de Entre Ríos. Mi vocación docente también me hizo conocer a José Luis, maestro de escuela primaria. Nos casamos y Dios nos bendijo con la llegada de Ariel y Silvina, nuestros hijos.

Siempre confiando en el plan de Dios, continuamos la gran aventura de la vida involucrándonos más y más en las actividades de nuestra iglesia local. Cantábamos en agrupaciones corales, conjuntos y dúos musicales y, simultáneamente con la educación de nuestros pequeños hijos, trabajamos como docentes en varias escuelas adventistas. Nuestra hija Silvina es profesora de Historia y Música. Se casó con Fabricio, pastor. Nuestro hijo Ariel es miembro activo de la iglesia adventista de Texas, Estados Unidos.

 

Continuará…

María Melillo de Herbez

Docente y directora jubilada de instituciones educativas adventistas.

1 Comentario
  • Carlos Alberto Mesa

    27 febrero, 2019 at 10:31 am

    Gracias profesora María por su testimonio. Dios guió todo para que, junto al profesor José Luis pudieran alcanzar el corazón y transformar vidas, preparando a tantos niños para el reino de los cielos. Bendiciones. C. Mesa

Agregar comentario
Nombre
Email*
Website